domingo, 30 de enero de 2011

Crónica post nival

Queridos..amigos..de..Pirineo..total;
El tiempo parece que nos ha dado una tregua y ha nevado un paketín que nos permite bajar hasta el pueblo. Estamos encantados de ver  tanto blanco a nuestro alrededor y levantar al dragón cuando nos escaqueamos, podemos y confluyen cientos de circunstancias externas. Gracias a todos los Dioses del panteón de los esquiadores, a nuestros benefactores, a nuestras clases que pueden salir  “al lado de la pista” , a nuestras clases ausentes, a nuestros ratos libres (..) A todos los que  habéis permitido que nos re-encontremos con la sensación de salir de dentro del aliento del dragón; gracias. Y un recuerdo a nuestros orcos de cabecera, desde el cariño; Formidal es muy grande.
“Fábula del pie izquierdo o derecho”
Había una vez, en unas montañas muy lejanas muy lejanas, un pequeño pueblo. Eran 4 preciosas casitas de piedra con chimeneas humeantes. Las gentes de ese pueblo se ayudaban entre ellos como si de una gran familia se tratase. Estaba el señor rojo, la señora Norrona, la pequeña Poc ..un pequeño pueblo de leñadores y pastores, hortelanos y cazadores.
 Recuerdo de una primavera espero ya pasada.
El pequeño Pietro ayudaba a su familia pastoreando las ovejitas de su casa. Las sacaba de la cuadra y las llevaba a los pastos cercanos al pueblo donde la hierba crecía verde sabrosa y abundante. Esos pastos estaban cercados por vallas de madera pintadas de blanco. Era todo muy bonito e idílico para una postal. Pero el pequeño Pietro estaba aburrido y sus ovejas más. La misma hierba verde y sabrosa todos los días. Pietro de vez en cuando saltaba la valla y recogía unas flores raras del prado no vallado que lindaba con el bosque. Era un prado enorme y lleno de esas flores que les gustaban tanto a las ovejitas. A las blancas del anuncio de Norit y a las negras.
El Señor Trango era el tío de Pietro. Era un señor grande de enormes bigotes y un gran cazador. Su trabajo era que en el bello pueblo no se acercaran los lobos del bosque a comerse a las ovejitas y los pastorcillos pecosos o con trenzas. Si el señor Trango se levantaba con el píe izquierdo gritaba mucho a todo el mundo. Si se levantaba con el píe derecho reía y daba piruletas.
Pietro y su rebaño estaban esa mañana estupenda en un campo cercado viendo las flores al otro lado de la valla. Pietro estaba harto de la postal y las ovejitas flacas hartas de la misma hierba. Era un día de sol, caluroso y despejado. Estaban lejos del bosque y verían pronto si se acercaba un lobo así que….saltaron la valla. Las flores estaban buenísimas y había cientos de mariposas para que las cazase Pietro. Todo era muy divertido hasta que los vio el señor Trango. De repente un grito cruzó el pequeño valle. “Que viene el loboooo!!”. El susto fue terrible; 2 ovejitas infartadas, 3 con la cabecita fracturada, una estampida de las vacas del señor Lange, 3 vallados rotos, todas las familias en la iglesia encerrados armados hasta las cejas y Pietro corrido a gorrazos.
Tras el susto ejemplarizante todo volvió a ser la postal de siempre. Pero las flores estaban buenas, las mariposas molaban y lo del lobo era mentira. Y lo mejor eran los cercados rotos por los que salir al prado y volver en un pis-pas. Claro que el Señor Trango vigilaba y tras 30 contusiones, estampidas, y demás daños ocasionados por el susto, 15 piruletas con estirón de orejas de pillí pillín todo se normalizó. Los sustos se convirtieron en broncas mientras rebaños y pastores volvían cansinamente dentro del cercado a esperar piruleta o paliza. Píe izquierdo o derecho. De hecho, los jóvenes pastorcillos no le habían visto ni las orejas al lobo. Existirá el lobo del bosque? -se preguntaban. ¿Dónde coño estará caperucita?.
Un buen día la señora Dakine estaba con su rebaño en el prado comiendo flores y recogiendo Rolex cuando oyó el grito del lobo. Se levantó despacio con resignación mientras el rebaño, cansinamente volvía al cercado comiendo flores. “Ppessao steee..” decía regresando a paso burra cuando vio la sombra abalanzarse contra ella. 3 ovejitas infartadas, 2 cabezas rotas, una estampida por el grito de la señora Dakine, 3 vallados rotos y todas las familias encerradas en sus casas porque Caperucita había salido del bosque a preguntar por el camino de la casa de su abuelita. Claro que también podía ser el lobo y zamparse a todas las ovejas, pastorcitas, Caperucitas, Pietro, vacas y hasta al alcalde del bello pueblo.
Pero en este cuento nadie se come a nadie, solo cuando te levantas con el píe izquierdo. También podría haber salido del bosque la carroza de Cenicienta o Hansel y Gretel pero fue Caperuza roja (pal año que viene azul, chocolate?) la sombra.
Moraleja del cuento hay varias; si saltas un cercado hazlo por arriba o por abajo, nunca a través. No por mucho gritar, amanece más temprano. Si viene el lobo; grita y si es Caperucita y tienes un zapatito de cristal, te has confundido de cuento.
Comiendo perdices, para Pirineo total; Rustav Cristiania.

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