martes, 3 de abril de 2018

Crónica de un día crónica de una temporada


Queridos..amigos..de..Pirineo..total;
Sabed queridos lectores que vuestras quejas no son escuchadas. Que hubo un tiempo en que las presiones de lobbies internacionales y de los miles de lectores impedían que conciliase el sueño. Hoy, ese momento pasó. Asumid que tengo una vida y que la cuenta donde teníais que ingresar los donativos sigue a 0. Pensad en todo el esfuerzo que me supone que podáis sentaros a leer vuestra ansiada crónica. No seáis egoístas y pagad; apadrinarme y os hartareis de crónicas y de las noticias bajo la realidad de nuestras montañas. Aún así..ya que mis problemas técnicos están resueltos…allí va la primera de la temporada.

“UN DÍA CUALQUIERA”

He estado pensando en hacer un resumen de la temporada en esta crónica, pero tras meditarlo (no mucho) y hacer un balance de la misma (con la misma desgana que antes) me he dado cuenta que el mejor resumen es el día de hoy. Este día, su relato, es el reflejo más fiel de lo que ha sucedido esta temporada mejor que cualquier análisis exhaustivo que pudiese realizar.
Me he levantado a la misma hora en una mañana fría y nevada con la energía de todo el invierno. Me tomaba el café viendo los mismos coches que han pasado a esa misma hora cada día de la temporada. He abierto la app de Orgasmon para mirar el mismo parte que emiten durante estos últimos meses y he pensado que no había tanta gente como anunciaban los voceros de siempre. He bajado con el mismo síndrome de la marmota de los últimos 120 días, la misma ropa, mismas legañas….
Cuando he llegado a las estación (con ganazas) he corrido a pedir un bocata tradicional y la base de la alimentación para todo esquiador; un bacon-yeso. No ha podido ser porque hasta las 12 no dan calientes..es la hora del café y punto y además es por la otra cola. El caso es que he pensado en hacer una de mis cosas favoritas en la estación y que hago todos los días antes de empezar las clases: deleitarme con el pórtico de entrada a los baños. Desde que vi la nueva entrada a los baños empleo todos mis ratos de ocio en descubrir nuevos detalles en los relieves de la entrada. He de confesar que soy un enamorado del barroco y me quedo extasiado ante tanta solemnidad y tan esmerados detalles. Creo que algo funcional y a la par bonito nunca está fuera de lugar. Pese a sus detractores, opino que se hizo bien en descartar el estilo herreriano y que parte de la afluencia asiática de la estación se la debemos a esta joya de la ingeniería civil. Tras sufrir 2 veces el “síndrome de Stendhal” me he acercado a la escuela tambaleándome con la ventisca y la copiosa nevada para saludar a mis sonrientes compañeros.
Abro la puerta y sonriendo de oreja a oreja pongo mi dedo para fichar y no enfadar a la estudiosa antes de desear a mis 70 compañeros una grata jornada y un feliz trabajo. 2 empujones, 3 codazos y 7 caídas de diferentes  objetos como cascos y prendas de nuestro (bonito funcional y estanco) uniforme desde la puerta a mi percha, consigo meter la mochila en su sitio encajándola a base de 2 puñetazos y una patada. He de llegar a la máquina del café de Nando para mi dosis de chocolate haciéndome sitio entre la multitud de profes que como zombies miran la pantalla de su futuro próximo.
La máquina da miedo. Suena como una turbina de un avión antes de explotar pero confío en que no lo haga en ese instante y la valentía me recompensa con un momento choco-piti para ponerme las botas.
Calzado y preparado subo de nuevo arriba para asistir a una reunión que el “heraldo del mal”, nuestro querido director nos tiene a bien dar todas las mañanas. Nos informa que se abre en el día y que sigue cerrado. Hoy el alimoche estará abierto, la pala no, sabocos se verá…y me toca cursillo adulto de los sobrantes de los días anteriores que van desde el abuelo bantú hasta el niño esquimal (inuit, perdón rapaz) con todo sin pisar.
Salgo a reunirme con mi tropa asignada en el mismo sitio de siempre con paso firme y resuelto…me paro (pasa una moto) saludo a la señora cursillista de todos los días 2 pasos más adelante que me pregunta por la bandera 3, el pto 7, el tiempo que hará hoy y sobre quién es el monitor de su hijo que no se acuerda. Tras jugar al “quién es quién” con la señora un rato me reúno con mi grupo. Tratan de darme más cromos, descartes, cambios y salgo pitando con 10 de los que solo conozco 2 del día anterior.
2 cuñas, 3 virajes fundamentales, 3 paralelos, un cuña-chuss, algo parecido al sumo deslizado y yo emprendemos un descenso trabado sorteando cursillos en diagonales y manadas de niños hacia una silla de Fobas 1 azotada por el viento. Ganazas!
Nos quedamos con las ganazas de subir a Sabocos pero llegamos a Mandilar. Lo hacemos en mitad de una ventisca sin visibilidad,  ateridos de frío para proceder con la armonía (perfectamente sincronizada) de un cursillo deslizándose en pos de su monitor por el manto blanco e inmaculado…ganazas!!
Ganazas de mazarranuela. Ganazas de la pala. Ganazas del snow park. Ganazas!! Ganazas!! Ganazas!!  
La nieve es fría y compacta. No es polvo pero sigue cayendo y aumentando su espesor haciéndola cada vez más apetecible. Veo gente, esquiándola a su libre albedrío. Son orcos en su mayoría pero también hay compañeros que aprovechan sus momentos de ocio. Yo sigo trabajando y mirando por el rabillo del ojo mientras maldigo a mis compañeros.
Acabo el cursillo y salgo raudo y veloz a cambiarme para esquiar recobrada mi libertad. Lo normal sería que tras bajar la última con el cursillo con una nieve estupenda, llegase y me encontrase con una hora más, 2 ó 3 para no poder esquiar nada. Hoy no es el caso. Hoy solo sube la temperatura, cambia la nieve, se cierra de nuevo cuando bajo yo y no cojo una piedra, cojo 3 seguidas y abro el ski por la espátula.
Ganazas!!