jueves, 24 de marzo de 2011

"Crónica de los 7 pecados capitales"

Queridos..amigos..de..Pirineo..total;
El tiempo, este maldito tiempo que nos lleva acompañando toda la temporada persiste en sus engaños y argucias. Sin duda es cosa del demonio esta temporada. Los arcanos y brujos enfrascados en sus pócimas liberan humedad y vientos para acabar con nuestras cosechas de nieve. El fruto de nuestro trabajo, seguro que por la intercesión de nuestro Klaus, todavía aguanta su blancura entre brumas y nieblas. Ora frio de nuevo, ora humedad ….que Don tan lejano el que tuvimos anteriores temporadas!!
“Alejado del mundanal ruido”
Esta semana, mis viejos y cansados huesos, mi ansiedad y mis gérmenes me han alejado de la montaña. La vida contemplativa, dedicada a mis oraciones y a mis rutinarios quehaceres diarios me ha abstraído del mundo blanco. Hasta he tenido tiempo para leer los clásicos e intentar sacar sabiduría de ellos.
               “Que descansada vida
                La  que huye del mundanal ruido
                 Y sigue la escondida
                Senda, por donde han ido los pocos
               Sabios que en el mundo han sido.”
Esto escribía Fray Luis de León allá por el 1500. Entonces sí que nevaba y hacia frio. Entonces era fácil recogerte en un monasterio perdido en las montañas y pasar el invierno meditando y rezando envuelto en metros de nieve polvo. Sin preocuparte porque viniesen orcos y destrozasen tus palas y violasen tus tablas. Y eso que tampoco era muy fácil esquiar con tu abrigo roído de piel, tus guantes de lana y tus tablas de madera. Pero la fe hacia el resto y el Hacedor te daba nieve en metros y metros.
En esta temporada, tras meditar mucho, he llegado a la conclusión que solo mis actos han hecho de ella una temporada atípica y extraña. Una temporada demoniaca. Sí, he pecado. Y Nada menos que con los 7 pecados capitales.
He pecado de lujuria cuando me imaginaba esquiando como en temporadas pasadas; rodeado de nieve algodonosa y nubes frías y secas. Mi mente libidinosa se veía envuelta de placer y se arqueaba de gozo entre endorfinas y fantasías.
He pecado de gula. Porque la quería toda para mí sin compartir las palas con nadie. Toda esa nieve, todo ese gozo solo para mí. Era mi tesoro.. Y quería más nieve y más metros de nieve polvo. Rezaba por ese don sin saber que caía en la avaricia también.
Y la pereza. He pecado de pereza al no esquiar lo poco que teníamos por no montarme en la silla eterna. Pereza por no cansarme, pereza por pereza a una temporada triste.
Y como no, he sufrido Ira. La Ira de ver los poquitos días que merecían la pena a orcos y trasgos destrozar esas ansiadas cabalgadas que creía me pertenecían. Envidia de orcos y de compañeros sin pereza, envidia de tablas nuevas con cantos firmes, de tablas anchas y de vuelos sin miedo. Y sobre todo he pecado de soberbia. De creer que la nieve y las palas me pertenecían. Soberbia por pensar en ser merecedor de skiar en esa nieve ansiada que veía en mis imágenes lujuriosas y los videos del demonio.
Por eso purgo mis pecados en esta semana y rezo con fuerza por ser un esquiador temeroso de Klaus y merecedor de la nieve que piso.
Desde el retiro, para Pirieno total; Rustav Cristiania.

No hay comentarios:

Publicar un comentario