jueves, 10 de marzo de 2016

Crónica de un día enorme



Queridos…amigos..de..Pirineo..total;
Tengo una vida y no puedo (o no quiero escribir debido a los sinsabores de esta temporada) en este espacio de sabiduría asiduamente. Y cómo no veo que me donéis nada tampoco me siento obligado a hacerlo. Pero no quiero empezar con resquemor una crónica de un día como el de hoy. Aunque seáis unos ingratos. Si desconocidos amiguitos ; ha nevado y hoy nos hemos encontrado una estación bonita, blanca, redondeada y desconocida esta temporada. Parece que al final Klaus nos ha regalado este día que nos veníamos mereciendo hace unos meses ya. Al final los sacrificios de cursillistas ha merecido la pena…

“El día de la temporada”
Según el gourmet de la nieve, la caída la pasada noche se ajusta a nieve polvo sin llegar a ser su calidad de las mejores. Parece que su textura no acaba de ser del todo suelta y esto puede ser motivado por, o bien un ligero viento durante su asentamiento o bien por una exagerada carga de agua en su composición.  Nieve buena en general para todo tipo de deslizantes (surferos, orcos, zombies, esquiadores..) pero enmascarada en cualquier caso por el poco espesor.
Claro que hoy nadie pensaba en eso cuando esquiaba. Hoy era el día de la temporada. Todo estaba cubierto de esta nieve polvo y fría que de nuevo nos permitía sentir el aliento de ese dragón añorado durante tanto tiempo. Locura inicial antes de las clases para arrebatar a tanto orco un pedacito de ese cielo ingrávido. Si eso es ansiedad. Y una ansiedad de muchos Tomeles hablando con propiedad. Hoy creo que todos hemos olvidado firmar pero ….hoy merecía la pena faltar al deber para y con la empresa. Hoy el deber era con Klaus. Santificar sus dones en medio de una nube de polvo blanco. Y hoy no era consumo propio, hoy era tráfico. Tráfico, ansiedad, gula, ausencia de orden y sobre todo placer. Un orgasmo entre clases, un  correr poniéndote arvas, espalderas, cascos, música y esquiar como un “cibor” lleno de cables que se enganchan por todos los sitios.
Hoy no había amigos. Hoy no se esperaba a nadie. Tienes clase…mala suerte; mejor tu que yo. Hoy solo buscabas la compañía de la pendiente confiando en haber elegido una buena línea y que no te encontrases tiburones. Tras tantas plagas: viento, humedad, calor, nieve roja, langostas, zombies, prohibiciones, lluvias, café adulterado, mármol (..) hoy ha sido el día.
Y allí estaba yo con todo preparado. El sol bañando ese manto nival inmaculado y solo teniendo que empujarme un poco hacia la pendiente. Las tablas deslizan, siento la textura del dragón y gano velocidad. Hace frio. Un giro tímido para empezar y en la flexión siento el aliento que se acerca y noto como me sube el frio del dragón por debajo. Más velocidad, el dragón me acompaña y su aliento se mete por debajo del anorak. Fase final de la curva y se rompe la tensión superficial de la nieve explotando alrededor de mí y metiéndose hasta el ombligo. El aliento recorre mi cintura y los canales trango lo reparte por mí torso en espirales mientras los anillos trango se comprimen y me levantan la térmica. El polvo no me deja respirar por la nariz y noto presión en la garganta. Siguiente curva, más rápida, más polvo, más profundo. La cremallera se baja y libera mi garganta facilitando la respiración e incrementando la absorción de nieve por la parte superior del torso. Es una comunión con la nieve. La siento más por más sitios.
Pero no importa porque solo importa el siguiente giro, la siguiente curva, ir hacia la pendiente en una nube blanca y que nada se interponga. Y cuando digo nada me refiero al arva comprimido entre la espaldera y anorak clavándose en la 3 costilla. Me refiero a la nieve metiéndose a raudales por cuello y por cintura. También hablo del cablecito del mp3 que te salta porque va comprimido y la fricción hace que se mueva. Me refiero a eso y a las 7 piedras que te esperan un poco más allá y dejarán su impronta en la suela de tus amadas tablas. Y no olvido las cremalleras rotas que al final hacen que tus bolsillos estén llenos de ese aliento efímero.
Pero hoy, a pesar de buscar esquíes medio día, doy gracias por esta jornada. Y será esta la que me lleve en mente al verano que está por venir. Y allí en ese recuerdo estaréis los que hemos cabalgado juntos y buscado unidos. Gracias a todos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario