Queridos…amigos..de..Pirineo..total;
Ya sé que he tardado tras la
última crónica. Sé que no podéis vivir sin ellas. Sé que cientos de vosotros necesitáis
de ellas para seguir adelante con vuestras cotidianas conversaciones en el
ascensor o en la oficina. Pero sabed también que tengo una vida y que Febrero
es un mes tumultuoso y frenético. Y sabed que agobiar y apremiar está mal para
un cronista que depende de las musas y su flow para el ejercicio de su
cometido.
Dicho esto comenzaré con el parte
metelapatarológico de esta semana. A pesar de supuestamente estar bajo un
temporal de nieve, truenos, centellas, agua y frío hemos pasado una semana
bastante agradable. Parece ser que fue ayer cuando empezó esto pero que mañana
se hace efectivo aunque ya no sé si vence pasado o se ha pospuesto para el
siguiente. Lo único oficial es que para el fin de semana han dado mal tiempo y
anulaciones. O sea; un típico fin de semana de esta temporada.
“Polvo, orcos y gente a montón”
El título es la síntesis del Febrero
que va tocando a su fin. Tras la última crónica seguimos disfrutando de
gloriosas jornadas de nieve polvo y de paketones. Cabalgamos con el dragón y la
nieve siguió visitándonos frecuentemente. Un día típico era acabar las clases e
ir al ángulo o a la pala. Creo que había cepillos de dientes y tazas de café
debajo del árbol de las horas que estábamos. El valle de arriba….bueno seguía siendo
una leyenda. Se cerró por viento algún fin de semana para variar y sabocos para
aburrir.
Manadas de orcos de vivos
colores, mochilas ABS y con la GO pululaban por todos los lados dejando sus
huellas en nuestras palas. Algunos decían ser “locales” aunque sus trajes
molones indicaban procedencia, status y lealtades. Manadas de locales de verdad
también buscaban las últimas líneas mientras manadas de monitores se contentaban
con bajadas contra-reloj o las migajas de los anteriores. Manadas…manadas…
Luego llegó un fin de semana y el
valle dejó de ser leyenda para convertirse en una realidad. Para entonces toda
peña deslizante de Madrid hasta aquí quedó en nuestras montañas colapsando carreteras,
pistas, bares y la escuela así que mientras currábamos nos robaron el
privilegio de esquiar el paketón del valle prometido. Tras ese infame día llegó
la “gran quedada” de coles y comarcas llamada Semana Blanca y hasta hoy.
Esto es un resumen tosco de lo
acontecido hasta hoy. Un gran Febrero diría yo aunque cambiara ciertas cosas de
lo acontecido. Pero estos cambios serían por avaricia, por gula e incluso lujuria
y me suena que son pecados capitales y lo bueno es compartir el paketón,
santificar las nevadas y ofrecer la otra pala. Lo que si cambiaría serian las “bajas”
que hemos sufrido de monitores y “próximos” a los que deseo una pronta
recuperación.
Desde el día de la marmota, para
Pirineo total; Rustav Cristiania.
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